El Club América no tiene una historia que documente sus
orígenes hasta los presentes días de alas caídas y para suplir esa carencia,
cuentan con una tristísima fábula aderezada con todo y lágrimas de pinta
ñoñonovelera.
Déjenme les platico:
Sucedió que hace 95 años en el marco del Día de la Raza, nació un escuálido estudiante / desdibujado
y asustado debilucho canario de tonos cremas, que hasta eso, resultó victorioso
en unos torneos de nivel principiante de la zona capitalina (haciendo un
paréntesis, hoy en la actualidad el club se hinca y suplica le sean reconocidos
esos trofeos para bordarle más estrellas a su escudo y sentirse grande…
lastimosamente).
El pimpollo (y ahora con chistoso parchesote Bimbollo desde hace 72 meses y contando) llegó a la
preadolescencia como un mediocre gazapo desplumado de pocos seguidores, hasta
que se topó y conoció a un monumental poderoso tigre de mechón canoso a la
Tongolele de aquella época que presumía ser un soldado raso del régimen de
dinosaurios quienes se vestían de frac y/o vestidura elefantosa al gobernar la
sometida república germinada de la Revolución ya
casi en versión Institucional… ¡que Tata vuelva
a regalar lo que no es suyo porque llegué tarde al reparto!
Y el todo poderoso tigre se trajo de la selva cañera a un
tal Memo Cañedo (que hasta su apellido apestaba a caña) con el fin de orientar
y dirigir a esa avecilla y tener la osadía de hacerle un frente a frente contra
el campeonísimo chiverío y el proyecto se fue encausando y en el experimento
infló de músculos al crema canario para que no le quedara guanga la botarga con
figura de una majestuosa águila para que propios y extraños le temieran, pero
varios no se tragaron ese cuento, como los chemos conejos que se transportaban en ferrocarril
que abandonaron su pueblito cooperativo para habitar la enorme mancha urbana
del centralismo.
“Tuvieron que venir unos argentinos a darle música y arte
a su estadio”
Pero antes el todo poderoso y omnipresente tigre, acudió
con el arquitecto oficial de la empresa y organizador de los festejos olímpicos
para que le mandara diseñar-levantar una enorme masa de concreto para aglutinar
en sus gradas a miles y miles de cavernícolas. Y con ese edificio tuvo el
perfecto pretexto para traerse no uno, sino dos campeonatos mundiales donde se
enfrentaron a patadas los mejores animales del orbe incluyendo el juego del
siglo y una pelusa de mano divina, dándole entretenimiento al pueblo y callando bocas que gritaban “no queremos goles, queremos frijoles”… cuando pase el temblor y Jacobo con corbata de luto y enormes orejeras te informa ya no eres un hombre, eres un bobo. –Esas transmisiones como el cumplimiento de su deber, no le han de causar mucha alegría.
Pero bueno, el tigre ordenó a sus subordinados dirigentes
ir a un tour de exploración a la Indiana Jones hacia el cono sur del continente,
y estos extrajeron del Amazonas, Andes y las Pampas:
tesoros, joyas, gemas y rubíes que abrillantaron de un jalón al águila de una
manera descomunal, algo así como Bling-Bling jajaja…
Y no conforme con eso, el tigre le ordenó a su comediante
comandante del humor blanco el Chapulín Colorado, que le fabricara dos
campeonatos de ficción y llevarlos a la pantalla grande y los cavernícolas
estaban más que enajenados y con mayor razón ahora con un himno que ganaría el
primerísimo lugar en el festival OTI.
Y entonces llegó el momento cumbre en la década ochentera
del retrofuturismo, y al águila le decretaron pintar una uve de la victoria que lucía-emergía de su basto-rudísimo pecho y se sentía el bravucón personaje de
la lotería que no tenía reparo alguno en darse una gresca campal contra su
clásico archienemigo y tuvo el descaro total de comprar con sus billetes lo que
quería y así fue como efectuó el mega robo de aquella noche en la Corregidora.
Pero no vale la pena tales superficialidades cuando los fantasmas de la tragedia del túnel 29 siguen rondando por Ciudad Universitaria; premio Nacional de Periodismo a quien se atrevió a disparar la fotografía y aplausos a la canción que covereo la naca chida Botella para homenajear a la decena y poco más de caídos.
¡Ya lo sabemos!
Tu cofrade rival de bastones colorados te ofreció la idea
de cómo diseñar tu clásico traje tan en desuso que terminó la era a partir del estilo alemán con dizque plumas romboides.
Pero el tiempo pasó y el águila se puso flaca. En sus
constantes excursiones se trajo un par de diamantes negros, negros, negros y un
director albino procedente de las tierras bajas de los tulipanes color naranja.
Parecía funcional el proyecto, incluso tal vez fueron los últimos
espectaculares vuelos que se le vio al águila, pero inexplicablemente le
extirparon los motores que poco a poco lo estaban volviendo a poner en su
estado natural de alteza y arrogancia que sólo ellos se creen y el águila
palideció, se desinfló.
Intentaron comprar con sus fajos interminables de
billetes a grandes figurones, pero fueron engañados con bisutería y joyería de
fantasía; además, en su nido sólo empollaban bebitos temblorosos que eran presa
de los gusanos.
Para regalo de sus 90 octubres, recibieron una playera remembrando la mítica uve de la victoria, pero en un error voluntario, aquel pico azul estaba como ladeado, chueco, tal vez aludiendo a todas las tranzas que han hecho, no lo sé, sólo lo suponemos, pero las sospechas se acrecientan cuando un año después, mandaron confeccionar unas playeras negras dizque de gala en clara referencia de homenaje a los jueces de la ocarina que les validaron tanta chapuza.
Y el águila se volvió tan gris como su tercer poco usado uniforme cuando en su penúltimo campeonato lo hicieron a costa del hermanito fuerza rayos,
cuando en la antesala de la final mandaron llamar al niño de oro Hugol empleado
de la casa, que fuera tan ratonero para facilitar el camino hacia el trofeo
veraniego, cuando al puma le arrancaron el swoosh.
Y ahora sigue el águila habitando los santuarios de la
vergüenza.
Eres un personaje que le hace tanta falta a la liga pero
desde esa posición ya nada nos sorprende de ese ser en decadencia, me es tan
indiferente y ya muchos te lo reclaman y escupen en la cara refugiándose en la
gran isla de la Bretaña, you’ll never
walk alone, verdad?
Esta águila está agonizando y se fue de vacaciones a la
playa y se trajo a un piojo y dos potros y del más allá a un larguirucho vino
tinto extranjero procedente del paraíso chavista y ni se diga tus remiendos de
santísimos guerreros que se va pudriendo al llegar a Coapa.
Y ahora tan en boga las frases motivacionales que te
manda a estampar tu socio textil:
“Acábate América que nos deleita verte sufrir”
Tus vitrinas se están hundiendo de tanto polvo que opacan
la gloria de tus recuerdos.
Métale más sinónimos a la palabra fábula y eso es la
definición del conjunto faramallero futbolero.
De cierta manera, que continúe el enajenamiento.
Querido lector, le sugiero que no se pierda los próximos
relatos titulados: “El Compadre Padrote del Santos Laguna ha sido el Grupo
Modelo”, “Los añejados Totudozus del Rancho Rancio del tío Don Paco Lolo
Pachuco de la Fea Lodosa/Fangosa” y qué decir de las fuertes declaraciones en
“El Patronato de un tipejo con apellido impronunciable más el papi del Shocker 1000%
guapo saqueadores del Pedregal”
*Este texto fue elaborado el año pasado, permaneciendo enlatado hasta el presente día.
Emilio Azcárraga Jean ¿Quién es Realmente el Dueño de Televisa? / En La Mirada con David Faitelson
Emilio Azcárraga Jean ¿Quién es Realmente el Dueño de Televisa? / En La Mirada con David Faitelson
No hay comentarios:
Publicar un comentario